Rebuscando entre algunos viejos, y ya casi desterrados, discos duros he dado con una carpeta en la que en su día guardé diferentes artículos y colaboraciones que escribí hace algunos años (en ciertos casos más de los que quisiera recordar) para distintas publicaciones. Y visto que a días sobra el tiempo y hay tardes que nunca se sabe muy bien cómo llenar me he decidido a recuperar este blog, inactivo desde el mismo momento de su nacimiento (2012), e ir publicando en él algunos de aquellos trabajos. Lejos de mi toda pretensión de elogios, pues seguramente al dar a luz, o mejor, al recordar estos escritos destruiré el buen concepto que unos cuantos aún guardan de mí y de mis capacidades “literarias” pero bueno... tómenlo como un simple desahogo personal.
Son escritos que, dado el mucho tiempo que ha pasado desde su publicación, lo efímero de algunos de los medios que los recogieron y, sobre todo, el hecho de que no reúnan las condiciones precisas para ser recordados, han pasado al olvido, por lo cual y aprovechando las facilidades que ofrece la blogosfera (que aún no existía cuando muchos de ellos fueron paridos) he querido recordarlos y ofrecerlos a quienes, seguramente buscando otra cosa, se den de bruces en el buscador con este humilde blog.
El nombre de dicho blog quiere no sólo ser un recuerdo de aquellas antiguas publicaciones, las hojas volanderas, que pasaban de mano en mano con contenido político, satírico o simplemente publicitario. También pretende ser mi personal y modesto homenaje a un sencillo sacerdote mirobrigense, Don Jesús Pereira Sánchez (1879-1945) nacido y fallecido en la Calle de la Valera y a las “Hojas Volanderas” que escribiera mientras fue Párroco en Santa Marina y en las cuales trataba sobre leyendas, tradiciones y lugares mirobrigenses.
Como advertencia para los que estén acostumbrados a otras cosas he de decir que, entre mis escasas virtudes, no está precisamente la de la constancia, por lo que habrá semanas en las que las entradas serán casi diarias y otras en las que serán inexistentes. No pretenderé refugiarme en mis ocupaciones y en la escasez de tiempo libre para justificar mis ausencias... se deberán, simple y llanamente, a las pocas ganas...
Con esta advertencia, con la promesa de publicar hoy mismo o mañana la primera entrada y con una necesaria petición de indulgencia ante mis “desvaríos”, os saluda (como se decía antaño) atentamente vuestro seguro servidor (que besa vuestra mano)...
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