domingo, 17 de enero de 2016

CUARENTA AÑOS NO ES NADA... San Blas.

            Shalom, lectores. Decían los druidas celtas que la fuerza vital, la energía que mueve el mundo, fluye por ocultos y definidos senderos subterráneos y que, cuando dos de esos senderos se cruzan en un punto concreto, la energía allí acumulada es de tal magnitud que hace de esos lugares centros sagrados, idóneos para el culto al Ser Supremo. Quizás esta teoría sea cierta, a juzgar por las muchas iglesias católicas que ocupan el sitio de antiguos templos dedicados al culto de primitivos dioses (aunque, probablemente, el Dios siempre sea el mismo y solamente los humanos nos empeñamos, absurdamente, en cambiarle el nombre).

            Lejos de mi el afirmar que La Caridad fuese el sitio escogido por nuestros antepasados wetones para honrar a sus dioses, pero lo cierto es que algo especial, magnético, entra por los poros al traspasar sus muros. A lo mejor son sólo imaginaciones del temeroso espíritu de este pobre Lumbroso, pero cada año, por San Blas, parecen deslizarse entre las piedras las sombras de sus pretéritos moradores, percibiéndose su presencia incluso en el mismo aire, grave, empapado de cánticos monacales, aunque, cada 3 de febrero, los lejanos ecos de un mil veces entonado De Profundis cederán su espacio a los alegres sones de la gaita y el tamboril. Otros ecos casi perdidos se unirán también al festivo ambiente; los cansados pasos de un viejo monje, el andar alocado y presuroso de algún inquieto novicio, los marciales taconazos del General Junot, la adusta voz de mando del Mariscal Ney...


           
Todo ello será, sin embargo, accesorio en este 3 de febrero, festividad de San Blas, otro de esos días que, como decíamos la pasada semana, unen, como cuentas de un Rosario, la Navidad y los Carnavales. Resulta curioso comprobar la poca atención que dedica la prensa mirobrigense de los años 50 a esta celebración. Apenas alguna nota escueta nos habla de ella, como la publicada en el nº 83, el día 7 de febrero de 1954, "Se celebró la festividad de San Blas, acudiendo poca gente en romería a La Caridad, pues el día fue "de perros" y los más se quedaron a la luz de la candela. Acudió el pleno de la Corporación a recibir la "gargantilla" y venerar la reliquia en la parroquia de San Isidoro, como ya es tradicional, devoción que secundan los mirobrigenses con verdadero fervor hacia el Santo protector de enfermedades de la garganta.". Parece, pues, que el incremento experimentado por la romería de La Caridad ha sido directamente proporcional al abandono sufrido por la imagen que del Obispo de Sebaste se venera en San Pedro, ¡Devotos habrá para ambas, digo yo!. 

            Veamos también como reflejaba la prensa, años antes, esta festividad. Recurrimos para ello a “La Iberia”, del día 8 de febrero de 1908: En la hermosa pradera se confundían la modesta artesana con la más aristócrata señorita, unas saltando a la comba, otras jugando al “corro” y bailando las demás, todas demostraban su alegría y las mamás contemplaban llenas de entusiasmo el cuadro de felicidad que se ofrecía a su vista, recordando al mismo tiempo, aquellos que pasaron, en los que las que hoy eran espectadoras ayer fueron partes principales en la fiesta democrática que presenciaban... ¡Cuanta merienda y que variada!, ¡Cuanta juventud y belleza reunidas!. A pesar de que abundaban los puestos de bebidas escaseaban las “merluzas de secano” (...) falta decir que por la mañana hubo misa en la derruida iglesia, la que amenaza un peligro constante...”  
 
Recorte de "la Iberia", 7 de febrero de 1904.
            Otro año más, como tantos años pasados, los muros de La Caridad acogerán a una multitud anhelosa. Hambrientos unos de bendiciones, hambrientos otros de tradición y otros...simplemente hambrientos, con el pensamiento puesto en el crepitar de una longaniza bajo las brasas y el trago generoso de vino que alivie sus gaznates, complementando así la acción protectora de la gargantilla, pues es justo y necesario adoptar cuantas precauciones sean posibles para que la garganta aguante todo lo que de bueno le espera de aquí al Miércoles de Ceniza. Otro año más, en peculiar mixtura, la devoción se mezclara con la risa, los ritos religiosos con antañones bailes paganos, sin que en nada se desvirtúen ni los unos ni los otros. De nuevo, un mar de pasiones invadirá, presuroso, la quietud del viejo cenobio premostratense. Y por encima de todos, cobijándonos con su manto protector, San Blas. Como dijera Andrés M. Sánchez Gil en su pregón de 1990: "Ahora, Blas, escúchanos/ Ya tienes aquí reunida/ bajo tu copioso manto/ a tu Santa Cofradía/ que te implora en estos días/ hace, ya, quinientos años/ Ayúdanos en la vida.../ Ayúdanos en el llanto.../ Ayúdanos en la lucha/ Ayúdanos ...en el campo/ que nosotros, campesinos/ tenemos rejas y arados/ y corceles y simientes/ ovejas, vacas...y ganchos/ para colgar las miserias/ de las que estamos cansados."     


            Así pues, ya saben. Imploremos la protección del Santo y ... a La Caridad, señores. Feliz semana y Mazel Tov

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