domingo, 10 de enero de 2016

CUARENTA AÑOS NO ES NADA... Fuentes, caños y grifos.

Shalom, lectores. ¿Quién, de entre nosotros, no tiene, ligado a sus años de infancia, el recuerdo de alguna fuente?. Dejando a un lado las muchas que afortunadamente sobreviven, ¿Quién no ha creído perder una parte de su niñez cuando el maldito progreso hacía desaparecer alguna de ellas?. Ya fuera la del Campo del Trigo para muchos "chupines" o el enorme pilón que había junto al actual Mercado de Abastos para otros tantos "arrabaleños", cada una de esas fuentes perdidas se ha llevado consigo una buena parte de nuestra memoria.

            Fuentes, todas y cada una de ellas, con su pequeña historia a cuestas. ¿Acaso alguno de los veladores del "Moderno" oyó ajustar más tratos que el mencionado pilón del Campo de las reses? ¿Cuantos requiebros y cuitas de amor entre las jovencitas y los soldados de Antequera escucharía aquel desaparecido grifo de la Rúa del Sol?. Los X, en copla de 1929, cantaban: "Cuando el sol se va durmiendo/ por las lomas de poniente/ van con el cántaro al grifo/ las mozas muy sonrientes/ Y en el quicio de una puerta/ todos los días yo veo/ que los soldados se ponen/ verdes de tanto flirteo... Vamos al grifo/ que se pone el sol/ vamos al grifo/ de la Rúa del Sol". ¡Aquellas "mozas del cántaro" que fueron el remedio al tantos años deficiente abastecimiento de aguas en nuestra ciudad!.

El grifo de la Rúa del Sol
            Pocas fuentes, sin duda, habrán visto más juegos de niños u oído más gritos de madres que la que existió en el Campo del Trigo y que antes ornase la entonces Plazuela de Béjar, hasta su reforma en 1928, cuando se trasladó a dicha plazuela la fuente monumental que antaño presidiera nuestra Plaza Mayor. Pocas como ella han sido, sin embargo, objeto de tanta polémica (incluso después de desaparecidas, como todos sabemos). Veamos dos recortes de La Voz de Miróbriga para recordar las desventuras y sinsabores de tan desdichada fuente, sinsabores procedentes no del vandalismo, como pudiera parecer, sino de los descarnados epítetos que le dedicaba la prensa local. El primero es un editorial de La Voz del 19 de Abril de 1953 (nº 41), "...¿y qué decir de esa fuente antihigiénica, cascajosa y antiestética con que se ha venido queriendo ornamentar la amplia plaza de Cristóbal de Castillejo?, ¿es que no podría ser sustituida por otra, aunque sencilla de piedra (que no se parezca a la de la Plaza del Conde), completando la ornamentación del antiguo Campo del Trigo con algún jardincillo, siquiera fuese modesto?", la gama de adjetivos, como puede verse, es de lo más completa, pero por si faltaba alguno, veamos otro recorte; se trata de un comentario de la Sección "La vida en la ciudad", del día 26 de Septiembre de 1954 (nº 117): "¿Se han fijado en la magnífica plaza en que se ha convertido el antiguo Campo del Trigo? Qué bonita es..., pero ¡Que abandonada! La fuente, de horroroso y antiestético cemento, chorreando de verdes muscíneas y algas, más dan deseos de sentirse dinamitero que de admirador de lo bello. Está pidiendo una renovación total, más a tono con el ambiente de la plaza y del lirismo de su titular, el eximio Cristóbal de Castillejo". ¿Es posible que tan denostada fuente fuese la de la diosa Ceres?. A juzgar por los despiadados calificativos no lo parecería, pero me temo que efectivamente, era la Fuente de Ceres... "Cosas veredes, amigo Sancho".
La Fuente de Ceres en el Campo del Trigo (Fotografía  F. Martínez) y en la Plazuela de Béjar (Dibujo Iván de Nogales)

            Por último, y ya que hablamos de la estatua de Ceres, ¿Que ha sido del intento por recuperarla?. Gran idea la del concejal de rehabilitarla en el parque de los Tilos; loable intento el de algunos mirobrigenses por encontrar el emplazamiento más correcto para la misma; pero, al cabo... ¿Qué fue de ella? ¿Leeremos de nuevo sobre su tumba, a modo de epitafio: "Entre todos la mataron y ella sola se murió"? (1)  

            Nada más por hoy, feliz semana y por supuesto, Mazel Tov.           



     (1) El último párrafo fue modificado por Pepe Casamar, ya que el mismo día en que le entregué el original para su publicación, el Concejal encargado había hecho entrega a la Casa de la Cultura de la estatua de la Diosa Ceres o Démeter, para exponerla allí, ante el temor de que si se ponía en alguna fuente pudiera resultar dañada por algún acto vandálico.

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